jueves, 25 de junio de 2009

El día que ganó el automovilismo

Cómo ya es sabido, y se ha tratado en una de las historias y hazañas que componen este blog, la primera carrera del campeonato del mundo de F1 ganada por un coche con motor turbo fue el Gran Premio de Francia de 1979, el 1º de Julio y en Dijon. Jean-Pierre Jabouille y René Arnoux coparon la primera fila de partida con sus Renault, y en definitiva el francés fue quien obtuvo la ansiada victoria, haciendo la veces de local personalmente y para la marca que representaba. No caben dudas que el triunfo no podía haberse dado en un escenario más apropiado que el “hogar del “Rombo: El champagne estaba esperando y los ejecutivos de la compañía tenían sus discursos preparados, como así también los sponsors del proyecto que había nacido en 1977. Eso es historia ya contada. Pero ese día, que marcó el inicio de una era en la máxima categoría, tuvo otro foco de atención tan trascendente como el bautismo triunfal del estilizado monoposto blanco, negro y amarillo...Paradójicamente, los aplausos sonaron más fuerte para quienes habían ocupado la segunda y tercera plaza en la competencia. Gilles Villeneuve, de Ferrari. Arnoux, coequiper del ganador. La batalla entre ambos sólo duró cinco vueltas, pero fue el enfrentamiento más espectacular de la historia de la categoría, y aún hoy ostenta ese privilegio. Es harto difícil ver confrontaciones rueda con rueda en la F1, algo que si sucede en las carreras de motos o en las fórmulas menores. Villeneuve y Arnoux se adelantaron y volvieron a adelantar tan frecuentemente en aquellas frenéticas vueltas que nadie podía decir cuantas veces se habían intercambiado las posiciones, mostrando que cuando la sangre quema todo es viable, aún estando en el más estricto profesionalismo. Sólo circunstancias especiales podían haber dado lugar a semejante duelo, y una de ellas fue que la carrera empezó a la perfección para Villeneuve. Cuando las luces verdes dieron lugar a la salida del 65º Gran Premio de Francia, Gilles se coló entre los dos Renault y lideró con su Ferrari 312 T4 en la primera curva, con Jabouille segundo por delante de Jody Scheckter, compañero de escudería del canadiense y a la postre campeón del mundo. Arnoux, de muy mala salida, se colocó noveno. Gilles empezó a hacer diferencia con respecto a Jabouille, quien a su vez se distanciaba de Scheckter. Arnoux, mientras tanto, había comenzado temprano a mostrar garra avanzando hasta la cuarta plaza. Los cuatro primeros coches montaban neumáticos franceses Michelín. Francia estaba teniendo un gran día, aunque para que sea perfecto faltaba ver el auto “de la casa” adelante.Las frías y secas condiciones metereológicas eran las más apropiadas para los Renault turbo. Arnoux adelantó a Scheckter, ya que el de Ferrari estaba experimentando problemas de maniobrabilidad. Villeneuve, por delante, también tenía los mismos problemas, pero luchó con el coche y mantuvo una ventaja estable de seis segundos sobre Jabouille. Empero, los neumáticos del líder empezaron a degradarse, posibilitando que su escolta se fuera aproximando cada vuelta, tarea que en la vuelta 46 tuvo su premio: el Renault estaba en los escapes de la Ferrari, ante el delirio local. En el giro 47, mientras se dirigían a la recta principal, Gilles debió frenar ligeramente por el rezagado Elio de Angelis, situación que aprovechó Jabouille para doblegarlo. Una vez en punta, el galo mostró el poder del Renault y se distanció del por entonces inmanejable Ferrari. Villeneuve redujo levemente el ritmo para conservar sus neumáticos, ya totalmente degradados. Arnoux rodaba solitario en el tercer lugar pero comenzó a darse cuenta que podía dar caza a quien lo precedía. Una vez confirmada la situación por su box, René empezó a rodar más rápido, marcando un nuevo récord de vuelta. En la 71, ya amenazaba directamente al Ferrari. La idea de un posible 1-2 de Renault hacía enloquecer a los fans, y en la larga recta Arnoux emparejó a Villeneuve y lo adelantó estirando la frenada de la curva siguiente, posibilitando que el sueño se haga realidad...No obstante, no había que olvidarse de Gilles. Sus neumáticos estaban, literalmente, deshechos, pero a pesar de eso inició un ataque que haría arder la carrera merced a un duelo memorable, que comenzó en la misma recta en la que había perdido su ventaja en la vuelta anterior. Jabouille, en primera posición, estaba siendo virtualmente olvidado, ya que la acción de verdad se centraba en la segunda plaza. Gilles, con un auto que sólo el podía conducir, cedió la posición a Arnoux para, a continuación, situarse junto a él y avanzar durante las siguientes curvas golpeándose y rascándose la pintura, a la par y sin que ninguno resignara un metro, circulando por el pasto pero con los famosos códigos respetados a rajatabla. La lucha se decidió en la última curva a la derecha, en la que Arnoux se abrió demasiado y Villeneuve se lanzó por dentro, situándose en paralelo con el Renault. Así, cruzaron la línea de llegada casi apareados. Con 15 segundos de ventaja, Jabouille había ganado el primer Gran Premio para Renault desde 1906, y la primera carrera para él y el coche francés turbo propulsado. Villeneuve terminó 24 centésimas de segundo por delante de Arnoux en una carrera que iba a situar a los dos en la mitología de las carreras. "El duelo con Gilles es algo que nunca olvidaré", dijo Arnoux más tarde. "Sólo puedes correr así, de esa forma, con alguien en quien confías completamente, y no te encuentras a muchos como él. Me ganó, sí, y en Francia, pero no me preocupó. Sabía que había sido vencido por el mejor piloto del mundo.", manifestó el francés, demostrando que era caballero y buen deportista en todo aspecto. Jabouille ocupaba el peldaño más alto del podio, pero los vitores eran para los dos hombres que habían finalizado a continuación. ¿Injusto? Tal vez. Pero durante un excepcional momento en la historia de las carreras de autos, había sido el deporte el que había triunfado. Una de las pocas ocasiones...

N de R: Algunas particularidades más de esa carrera: Jacky Ickx debutó en Ligier reemplazando a Patrick Depailler, accidentado haciendo aladelta; Keke Rosberg debutó en Wolf supliendo a James Hunt, que se había retirado de la F1 antes de la carrera. Corrieron tres Lotus: los oficiales de Mario Andretti y Carlos Reutemann, y el “semi” de Héctor Rebaque.

Este posteo en mitad de semana tiene un motivo claro: celebrar el Día del Piloto. Asi que, de corazón, muchas felicidades a todos quienes se sientan en una butaca y se atreven a la aventura del automovilismo, sea en la categoría que fuere, dejando de lado muchas cosas para vivir esta pasión tan grande. Feliz dia pilotos del mundo!!!!

1 comentario:

  1. Como va amigo. Usted me podrìa informar quien fue Francisco Chiesa ?

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