La había intentado en muchas ocasiones, sin éxito. Y en 1988, en Portugal, el “Cóndor de Traslasierra” tuvo el reconocimiento internacional que tanto bucaba como merecía. Jorge Raúl Recalde se presentó en esa prueba dentro del Grupo N, de producción, con un Lancia Delta Integrale, modelo que debutaba en ambas clases: con Massimo Biassion en la mayor, con el cordobés en la más chica. Y el resultado fue un triunfazo, ganando 24 especiales para alzarse con esa victoria, la que tanto ansiaba y buscaba en la máxima expresión de la especialidad a nivel mundial.
Dentro del equipo “Top Run Campari”, Recalde debió batallar duro con su coequiper Del Zoppo, con Gustavo Trelles – años después múltiple campeón de la división-, ambos con autos iguales, además de Gaban (Mazda), Nilsson y Caneva, estos dos últimos sobre Lancia 4WD, antecesor del Delta Integrale. En la primera especial, el argentino penó con una goma. Posteriormente, los frenos del Delta no respondían. Así, luego de esos dos percances iniciales el cordobés se ubicaba 15º en la general..Del Zoppo lideraba, en tanto Nilsson y Trelles también sufrían diferentes inconvenientes. El local Rolo, sobre un Renault 11 Turbo, parecía el rival a vencer, amenazando de cerca al puntero. El “Cóndor” era cuarto, a más de cuatro minutos. “Mañana empieza el tramo de tierra, y ahí es el momento de descontar”, expresaba confiado la noche previa. Ya en el inicio de la segunda etapa, superó al tercero. Posteriormente, desarrolló un prime excelso en Braga, donde quedó 7º en la general superando incluso a los Lancia Grupo A del Jolly Club. Así, quedó como escolta de Gaban y su Mazda en el Grupo, a más de un minuto del liderazgo. “Mañana tendré que alcanzarlo”, dijo Recalde en otra cabal muestra de que sabía lo que tenía a su mando, uno de los autos que escribiría varias páginas exitosas en el Mundial de Rally.
El tercer capítulo mostró a Recalde inspiradísimo, prevaleciendo sobre Gaban luego de sobresalientes actuaciones en Reguá y Viseu, quedando al frente por 34 segundos. Había recuperado el minuto y fracción, y luego acumuló medio más a su favor. Impresionante. La cuarta etapa mostró al argentino consolidado, en tanto Gaban rompía la caja de su Mazda y debía preocuparse más por no pder muchos lugares que por recuperar la punta. Recalde venció en Estoril, en lo que fue su primer triunfo e nivel mundial, que lo dejó además al tope del certamen del Grupo N. No obstante esto, su mente estaba en el Grupo A, donde debutaría en Acrópolis, Grecia. Corría 1988, y el sueño de Recalde era no defraudar como oficial Lancia. Y, poco tiempo después, en los caminos de su amada Córdoba, demostró nuevamente todo su potencial, como en aquellos días en Portugal. Pero eso, sin dudas, merece una historia aparte.
miércoles, 17 de junio de 2009
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