lunes, 6 de abril de 2009
Había una vez un Torino
1989. Luego de más de un lustro de dominio de Dodge, el TC vuelve a ofrecer en buenas dosis el duelo Ford-Chevrolet. El campeón Oscar Castellano luce el 1 en un Falcon, y debuta ganando en el semipermanente “19 de Noviembre” de La Plata. Jorge Ohyanart, también defensor del “Óvalo”, gana en Balcarce luego de un gran sorpasso en la última curva: La víctima de esa maniobra del “Vasco” era Roberto Mouras, abanderado “chivo” junto a Emilio Satriano y Roberto Urretavizcaya. Y el tridente de Ford lo completaba Oscar Angeletti sobre un temible Fairlane, que gana a poco de su debut, en Buenos Aires, incluso regalando la segunda tanda clasificatoria por el casamiento ese mismo día del hombre de Burzaco, subcampeón vigente. La categoría navega por aguas calmas después el convulsionado 1988, en el que un terrible accidente, en Necochea; un cambio deportivo abrupto, no correr más en semipermanentes; una modificación técnica de urgencia para volver a la ruta, la eliminación de la toma de aire reemplazándola por una burbuja; y lo que fue sin dudas la piedra fundamental de los playoffs de hoy, las carreras especiales para evitar una segura coronación de quien marcha al frente del torneo, conformaron un cóctel peligroso para el TC...Si a eso se le suma que Dodge lograba su sexto título seguido, la realidad es que aquel 1988 fue sin dudas uno de los años mas problemáticos de la categoría más popular del país, y eso debía revertirse urgente en el 89, principalmente con la vuelta de la lucha histórica entre Ford y Chevrolet. Así dadas las cosas, las primeras pruebas mostraron la ansiada disputa, mientras Dodge prácticamente desaparecía de la lucha directa por la punta y Torino, relegada hace años, tiene nada menos que a Luis Rubén Di Palma como representante, sobre el auto número 154 propiedad de Omar Rangone. Con ese “Toro”, Di Palma (era acompañado por su hija Andrea) arriba 14º en Buenos Aires, donde repite victoria Ohyanart. Para Torino, ese resultado era casi un triunfo. Empero, los sufridos hinchas del auto argentino tendrían otra gran sorpresa en este ejercicio...En 1989 se conmemoraban los 20 años de la misión argentina a Nürburgring. Aquella epopeya histórica, donde los 3 Torino argentinos se lucieron en el mítico trazado teutón, corriendo contra autos de las principales marcas mundiales en las “84 horas”, fue objeto de un homenaje muy especial por parte de Renault Argentina. La empresa – ex Ika-Renault, fabricante del modelo- decidió apoyar un vehículo de la marca en el Turismo Carretera, aportando el dinero y personal para acelerar el proceso de armado de la unidad y con una rápida designación del piloto: sería Juan María Traverso, el máximo representante de la casa francesa en las pistas argentinas, parámetro absoluto del TC2000 sobre la cupé Fuego y que no estaba en el TC desde 1983.El auto en el que se comenzó a trabajar era propiedad de Alberto Clerc, concesionario de la marca en Miramar, en el que la sabia mano de Astul Soprana, reconocido constructor de cafeteras para Mar y Sierras y otros zonales, comenzó a darle forma a chasis y suspensiones. Mientras tanto su socio, “Fino” Adamoli, preparador campeón años atrás con Tony Aventin, desarrollaba el motor, tal vez lo más complejo en el caso del Torino por las reglas técnicas vigentes. El auto se terminó el viernes 25 de agosto, contra reloj. Giró en Balcarce con Miguel Angel Guerra al volante, para corroborar que todo estuviera en su lugar, aunque la sorpresa fue grande al ver los registros: el Torino marcó un excelente tiempo para la época. El equipo viajó a Buenos Aires con expectativa. En el “Oscar Gálvez” sería el debut, en un fin de semana especial: los integrantes de la Misión Argentina serían homenajeados, y hasta el Presidente de la Nación, Carlos Menem, estaría presente para dar la vuelta previa sobre el Dodge de Aventín. Fiesta completa, con Traverso en pista..El auto, número 175, giró poco en clasificación ante la rotura de una polea. Serafín Adamoli trabajó hasta la madrugada para dejarlo nuevamente en condiciones. Pero el domingo, cuando el “Flaco” se disponía a partir en la tercera serie, un cojinete sucumbió y allí terminó la historia para siempre. Traverso no corrió en Buenos Aires (ganó Oscar Aventín con un viejo Falcon, ex Julio Ca y equipo oficial Ford) y tampoco lo haría más adelante. El auto, con el motor reparado, fue anotado para correr una competencia después, en el “Juan Manuel Fangio” de Balcarce. Pero esa vez el que no llegó fue Traverso, afectado por un cólico renal. ¿Excusa? Puede ser, luego del sinsabor en Capital Federal, aunque la realidad es que el Torino funcionaba asombrosamente en los ensayos, y eso entusiasmaba al por entonces campeón de TC2000.En definitiva, el auto se vendió para un zonal. Di Palma siguió luchando solitariamente con el “Toro”, sin resultados y muchas roturas, más aún cuando estrenó la nueva tapa de cilindros, consistente en dos culatas de Renault 18 unidas para lograr 6 cámaras de combustión. La marca debió esperar mucho tiempo más para volver a la victoria: fue en el 2003, de la mano de Patricio Di Palma y con un Torino construído por Luis, quien ya había fallecido. En el medio de esa historia, Mario Gómez, oriundo de Luján, presentó un hermoso Torino negro con mucho trabajo encima, que probó Ohyanart en 1992 un viernes de entrenamiento en Buenos Aires, quedando sorprendido. Paradójicamente, Traverso se retiró con Torino en Olavarría, mucho tiempo después de esa mañana en la que todos los ojos del autódromo porteño lo siguieron con la mirada en su tránsito por el circuito 9 (si, salió de boxes para engrillarse e hizo el “9”), y el humo blanco terminó con otro sueño de la que sin dudas es la marca más sufrida del TC.
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