En 1991, la sociedad Williams-Renault imponía su presencia en lo más alto de la Fórmula 1, luchando hasta el final por los campeonatos de pilotos y constructores logrando el segundo lugar en ambos, detrás de Ayrton Senna y su imbatible por aquellos años McLaren-HondaAl año siguiente, Nigel Mansell confirmó la evolución final del monoposto anglo-francés aplastando literalmente a todos, con 10 victorias contundentes y logrando el título cinco carreras antes de terminada la temporada. Todo un récord para la categoría.Tremendo dominio ocurrió gracias al Williams FW15B, un auto que se suponía imposible de mejorar. Empero, para el año siguiente el team de Grove presentó una evolución, el FW15C, que trajo consigo una gran variedad de adelantos tecnológicos y mejoras del anterior modelo, que prácticamente hicieron que el piloto se convirtiera en un accesorio más del auto. Los pilotos de esta supermáquina fueron Alain Prost y Damon Hill. Entre los dos ganaron 10 carreras, marcaron 15 poles y 2 hat-tricks (pole, victoria y la vuelta más rápida de la carrera), demostrando nuevamente superioridad sobre el resto. Y tal como ocurriera con Mansell, el “Profesor” se retiró luego de esa notable campaña, que le dio su cuarto título del mundoEl auto era una computadora andante, con adelantos tecnológicos que posteriormente se verían en ciertos autos de calle exclusivos, y otros que hasta ahora no han sido implementados por su complejidad. Los gadgets más resaltantes fueron su sistema de antibloqueo (ABS) de frenos, acelerador electrónico, controlador de válvulas, sistema inteligente de cambio de marchas en la transmisión (que en la práctica hizo que el FW15C sólo tuviera cuatro marchas pero con infinitas variantes), y sin dudas la más importante, el sistema de suspensión activa, que hizo desaparecer los problemas de ondulaciones de las pistas permitiéndole velocidades altísimas en curvas. Configurar esta máquina era todo un dolor de cabeza, pero ya en pista, y según el mismo Ayrton Senna, único que logró batirlo a fuerza de manejo, era "un auto de otro planeta". Pero todos estos adelantos tecnológicos no hubieran repercutido en una gran performance si no estuvieran apoyados por un poderoso motor. Éste fue un Renault V10 RS5 de 67 grados de apertura, con una cilindrada de 3.5 litros ubicado en posición central, que entregaba una potencia de 800 HP, brutal para aquella época.Pesaba apenas 505 kilogramos, logrando una relación peso/potencia de apenas 0.63 kg/HP, utilizando neumáticos slicks proporcionadas por Goodyear, el único proveedor de neumáticos en la Fórmula 1 antes que llegara Bridgestone años después. Lamentablemente, los impresionantes aditamentos electrónicos repercutieron en un enorme incremento en los costos, haciendo que la brecha entre los equipos grandes y chicos se hiciera inmensa. Para ello, sin otra opción, la FIA modificó el reglamento poniendo muchas restricciones a este tipo de ayudas. Paradójicamente, Williams aceptó la propuesta a sabiendas que con sólo su oposición a ella se podrían evitar los cambios, y el sucesor de este auto fue uno lleno de problemas que derivó en el fatal accidente de Senna en Imola, cuando lideraba la carrera soportando el asedio de SchumacherAsí fue la historia del FW15C, sin un sucesor, pasando a las vitrinas como el auto tecnológicamente más avanzado de todos los tiempos y que podría haber iniciado una nueva era en la máxima categoría de no haber sido prohibidos todo sus adelantos.
lunes, 16 de marzo de 2009
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