1971. Hecho glorioso e histórico si los hubo. Un grupo de entusiastas rafaelinos tuvo un sueño, y lejos de amedrentarse por la magnitud del mismo lo concretó: la visita al óvalo de su ciudad de la categoría más popular de los Estados Unidos. Luego de mucho trabajo y de sortear varios obstáculos, el 28 de Febrero del `71 28 autos fueron de la partida en la fecha apertura del campeonato USAC (United States Auto Club) en el circuito Nº 1 (óvalo) del Club Atlético de Rafaela, para las "300 Indy de Rafaela". Pero antes del semáforo verde hubo una historia digna de ser contadaLa historia comenzó en junio de 1970 cuando el Dr. Virgilio Márquez, ex integrante de la CD del Atlético, al regreso de un viaje que realizó para presenciar las "500 Millas de Indianápolis" informó a sus pares de comisión sobre la posibilidad de realizar una carrera en Rafaela con la categoría estadounidense Championship.Cuando se vislumbró que la chance era concreta, inmediatamente comenzaron las gestiones correspondientes, lográndose que viniera al país Henry Banks, director de competición, relaciones públicas y seguridad en autódromos del Auto Club Estados Unidos, con quien se efectuaron las primeras tratativas para traer a los Indy.
Una vez que conoció el autódromo – día en que se disputó una carrera de Mecánica Argentina Fórmula 2 y Sport Prototipos- Banks fijó una serie de mejoras en el escenario que implicaron un esfuerzo enorme y muchas horas de trabajo, que en definitiva posibilitaron cristalizar el sueño de tener a los Indy en Santa Fe. Las obras se desarrollaron en dos etapas que comenzaron el 29 de noviembres del 70 y culminaron el 22 de febrero de 1971. La primera fue ensanchar la pista con una carpeta de 10 cms. De espesor de suelo arena emulsión, similar a la carpeta de rodamiento existente y realizada en 1965. La segunda, cambiar todos los guard rails y hacerlos con las normas USAC, tejido sobre el mismo y perimetral del autódromo que demandó 2.350 postes de quebracho y 950 postes de hormigón, todo realizado bajo la supervisión de Marcelo Valentín. Por otra parte se estrecharon todos los boxes, y se realizó la repavimentación total de óvalo.Pero no sólo hubo que trabajar en la pista, sino también fuera de ella. El costo de la competencia fue de 90.000 dólares, que hubo que depositar en el mes de enero de 1971 en el Banco Nacional de Indianápolis, más el costo de traslado de la delegación compuesta por 137 personas. La apuesta era fuerte, de manera proporcional a la expectativa e ilusión que había en torno a una nueva fecha internacional en el país que se sumaba a la F1 y el Mundial de Sport Prototipo, dos que ya eran habitués en cada temporada. El primer inconveniente surgió prontamente: la prueba no contaría con puntos para el campeonato Indy. De ese modo, las máximas figuras de la especialidad no vendrían a Rafaela, prefiriendo participar en una fecha Nascar que se corría en Ontario. Ante esta situación, decepcionante para los organizadores locales luego de una inversión enorme, el USAC decidió otorgarle puntos a la carrera, por lo que la fecha se transformó en la primera realización del torneo 1971 de la categoría. Una vez que se tuvo el visto bueno se nombró un Comité Ejecutivo integrado por el presidente de la institución Ing. Eduardo Ricotti; vicepresidente Aníbal Alberto; subsecretario Bernardo Kuschnir, vocales: Miguel Acastello y Ero Borgogno, junto con el intendente de nuestra ciudad Rodolfo Muriel. La caravana de los Estados Unidos llegó después de sortear varios inconvenientes con las empresas de aviación. Los 28 autos llegaron en dos tandas vía Aerolíneas el miércoles 17 de febrero, posteriormente aribaron a la Base Aérea de Paraná y de allí fueron trasladados a Rafaela para ser depositados en los talleres de la familia Grossi, donde había un ascensor tipo "tijera" diseñado por el Ing. Albizu y Víctor Boscarol para poder ser bajados los autos.El domingo 28 de Febrero amaneció inestable con la posibilidad de lluvia latente. A la vera el circuito, 35000 personas. En la segunda serie cayeron alunas gotas, pero todo estaba dado para que la fiesta sea completa: a las 21:30, cuando se desarrollaba la cena de agasajo, llovieron ininterrumpidamente 150mm.
Aquí, las apostillas de la parte deportiva:- Entre los inscriptos se destacaban Al y Bobby Unser, Joe Leonard, Mike Mosley, Loyd Ruby, Dick Simon, Jim Malloy, Rick Muther, Lloyd Mon Ruby, Cale Yarboroung, Bentley Warren, Bill Simpon, Tom Bigelow, Gary Bettenhausen, Anthony J. Foie, Dave Strickland, Roger Mc Cluskey, John Mahler, Dee Jones, Swede Savage, Ludwig Heimarath, Karl Busson y nuestro compartiota Carlos Alberto Pairetti.- Entre los autos predominaban los motores Ford, Chevrolet, Offenhauser (4 cilindros en línea, 4200 cc., dos árboles de levas a la cabeza y block completo), erogando más de 700 HP, que traducidos en velocidad final rondaban los 320 KpH.- El argentino Pairetti utilizó un Volstedt Ford Turbo de la escudería de Dick Simon.- El viernes 26 de febrero se concretaron las pruebas de clasificación en el circuito Nº 1 del Atlético de Rafaela, en las que Lloyd Ruby aprovechó el final de la tanda de clasificación para quedarse con la pole, marcando con el Mosgoose Ford Turbo un tiempo de 59 segundos 74 centésimas a un promedio de 278,675 KpH.- La primera batería fua ganada por Al Unser conel Colt FordTurbo con un registro de 59 segundos 29 centésimas a 269 KpH, de promedio. En la segunda también venció el prestigioso Unser a 240 Kph, y de ese modo se adjudicó la carrera relegando a Lloyd Ruby.Carlos Pairetti se ubicó en la novena posición, coronando una excelente tarea para la alegría de las 35.000 personas presentes en el circuito.
- Fue superado el promedio de velocidad de la famosísima Indianápolis
- Carlos Pairetti, Jorge Cupeiro, Omar Mura Cuvertino y Jorge Ternengo eran titulares mientras que Juan Carlos Salatino y Ángel Rubén Monguzzi eran suplentes. Todos pertenecientes a este elenco inestable que debía aprobar el examen del U.S.A.C. para poder intervenir en las 300 de Raphy. Pero no todos fueron rosas. Cada argentino debía oblar 5.000 dólares contantes y sonantes en concepto de alquiler de máquina. Mas o menos, con no muy buenos ojos, todos aceptaron las exigencias ... hasta que vieron los autos. Ahí cambió el cantar: excepto el Vollstedt Ford que Pairetti supo conseguir, el resto eran con mas de 200 HP menos que un auto de punta. El auto que le tocó a Juan Carlos Salatino, otro argentino participante, poseía motor Chevrolet a inyección de 550 HP, nada de turbo ni cosa que se le asemeje, mientras que un Offenhauser común llegaba, tranquilo, unos 750 HP
miércoles, 11 de marzo de 2009
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