El torneo 73 empezó con victoria de “Pirín” en Chivilcoy, “volando” sobre su Ford a más de 223 km/h de promedio. Nasif respondió a su coequiper con un triplete en 25 de Mayo, San Juan-Calingasta y Tandil. Posteriormente, los Dodge de los “Hermanos Suárez” y César Malnatti interrumpen la seguidilla del “óvalo” con tres hitos, dos del binomio, generándose así un campeonato atractivo y con diversidad de postulantes, aunque con claro favoritismo para los Falcon oficiales. Empero, dos hechos luctuosos empañan la faz deportiva: la muerte de Anselmo Pérez en 25 de Mayo y la de Malnatti en Pergamino enlutan el año del TC, y pasa a cuestionarse seriamente la seguridad de los trazados utilizados por la categoría, quedando en incómoda situación CADAD. La crisis institucional no frena a Estéfano y su Ford, quienes se imponen en dos fechas consecutivas, Olavarría y Mendoza, para volver a los pimeros planos luego de la amenaza del Dodge de los “Suárez”, velocísimo. Restando dos fechas para finalizar el ejercicio y con Nasif como máximo aspirante a la corona, llegó el Premio Reconstrucción Nacional, con paso por su Concepción natal. Un buen terreno para coronarse, que sin embargo se convirtió en su ruta a la eternidad. En Aimogasta, cerca de su lugar de origen y cuando comandaba la carrera con su habitual autoridad, esperando poder coronarse en su tierra, el Falcon se clavó de punta después de perder la línea de marcha violentamente, dando innumerables vueltas de campana y saliendo su cuerpo despedido, falleciendo en el acto. La carrera fue para Gradassi, el campeonato para Nasif Estéfano, el único piloto post-mortem de la historia del TC. Un corolario trágico para una de las temporadas más luctuosas de la historia de la popular categoría.

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