Zolder, Bélgica. 8 de Mayo de 1982. El resultado de las pruebas clasificatorias con miras al Gran Premio del día siguiente ya no importa a nadie. La imagen de Gilles Villeneuve recostado contra el alambrado perimetral del circuito recorre el mundo de manera desgarradora, difícil de creer. La Ferrari 126 C2, arma del canadiense en esta temporada, no soportó la embestida contra el March de Jochen Mass y sus restos, desparramados por toda la escena, conforman una postal inmensamente triste. La vida del canadiense, ídolo en todos los autódromos, se apagaba para siempre. Accidentes, roces y despistes eran constantes dentro del estilo de conducción de Gilles, niño mimado del mismísimo Commendattore Enzo. Pero en Bélgica, una combinación de exceso propio, celos con su coequiper y torpeza de Mass derivaron en la gran tragedia de la F1 de los 80. Los aplausos se volvieron lágrimas, el enojo del equipo Ferrari por un nuevo desliz pasó a ser inmensa tristeza, el sueño de verlo campeón sucumbió para siempre.
Gilles Villenueve había nacido en Saint Jean Sur Richelieu, Canadá. El 18 de enero de 1950, año de la creación del Campeonato Mundial de Fórmula 1. Su campaña deportiva se limitaba a un título mundial de motonieve en 1974, más otro de Fórmula Atlantic en el 76. Este último le permitió entablar relación con James Hunt, campeón vigente de la F1, y de la mano del por entonces piloto Mclaren ingresó a la máxima categoría, donde pudo competir junto a su ídolo de siempre, Ronnie Peterson. Gilles debutó en Inglaterra 1977 en McLaren, pero poco tiempo pasó hasta su pase a Ferrari. Una sola carrera le bastó a Don Enzo para poner los ojos sobre el joven desfachatado y veloz, por lo que el ofrecimiento no tardó en llegar, y la aceptación del canadiense fue casi inmediata. A partir de allí comenzó a escribir su página gloriosa dentro de la categoría, con triunfos, duelos memorables y locuras inimaginables. El argentino Carlos Reutemann fue su primer coequiper, y con el tiempo se transformó en uno de sus pocos amigos dentro del “circo”. Otro fue Jopdy Schekter, team-mate entre 1979 y 1980, a quien debió escudar para buscar el título en el primer año de los mencionados, algo que hizo con obediencia y sin manifestarse con enojo o fastidio. En el 81, la llegada del francés Didier Pironi, otro de los “monstruos” de la época, ayudó a conformar un verdadero “dream team” en Maranello, con firmes pretensiones de campeonato. Empero, ese año poco pudieron mostrar, aunque recavaron información valiosa para ir con todo en el 82, con un nuevo modelo. La tensa relación entre los pilotos era el único punto frágil de la estrucutra, y en defintiva resultó el motivo de varias desgracias en ese ejercicio, siendo la más saliente la muerte de Gilles.
Villenueve salió en Zolder a bajarle si o si el tiempo a Pironi, con quien no tenía diálogo y estaba enemistado luego de un sobrepaso de Didier que no esperaba, o bien el francés no tenía permitido e igualmente concretó. La 126 C2 literalmente volaba, pero el auto de Mass, lento y por le radio, obligó a una maniobra brusca que terminó en el brutal accidente…Por su parte, Pironi sufrió un grave accidente sobre fines del ejercicio que daño severamente sus piernas, debiéndose retirar de la categoría para siempre. El campeonato lo ganó Keke Rosberg, venciendo en una sola fecha y generando tamaña sorpresa. Villenueve, desde el cielo, esperaba por alguien con quien charlar y pelear la pole a la eternidad..
En 1984, en ocasión del Gran Premio de Mónaco, un jovencito que tripulaba un poco competitivo Toleman acaparó las miradas de todos los presentes con su andar en piso mojado. Su manejo agresivo y firme bajo esa condición a poco estuvo ese día de darle el primer halago en F1, con escasa experiencia en la máxima categoría. La carrera fue detenida por la extrema condición del clima, el ganador fue Alain Prost y su escolta, aquel atrevido que se acercaba en los espejos del francés, era Ayrton Senna Da Silva, de Brasil. Ya nadie olvidaría es enombre nunca, jamás. El team Lotus madrugó a todos e incorporó a la nueva estrella en 1985, y los primeros resultados no tardaron en llegar. Ayrton se consagró por primera vez enb Estoril, Portugal, y con la lluvia como aliada. McLaren decidió, en 1988, formar un equipo de los sueños, tal como Ferrari en el 81. Contrató a Prost, dos veces campeón del mundo, y a Senna. La figura consagrada, y el valor creciente. El duelo fue memorable, no exento de polémicas, toques y declaraciones. Ayrton cosechó tres coronas con el team anglo-nipón en ese tiempo, en 1988, 90 y 91. Los dos últimos, ya sin Alain como coequiper. Prost, por su parte, se impuso en el 89 de manera controvertida y luego de una carrera épica en Japón, con toque en la chicana incluído y posterior exclusión de Senna. A posteriori de las cuatro coronas de McLaren, este equipo decayó de manera proporcional a como Williams se motivó. Los FW15, considerados los mejores autos de la historia de la F1 en lo que se refiere a técnica y soluciones, eran mucho para los Mclaren, ya sin el potente motor Honda y con el “síndrome del éxito” generando una relajación y posterior claroscuro. Nigel Mnasell fue “rey” en 1992 sobre uno de los autos de Sir Frank. Prost se alzó con su cuarta corona en el 93, más allá de que el talento de Senna lo haya ridiculizado en Brasil e Inglaterra, obviamente con la lluvia como aliada. Pero Ayrton necesitaba contar con una herramienta acorde a sus posibilidades para vencer. Así, en el 94 se concretó su pase al equipo superpoderoso, que sin las soluciones técnicas de los años anteriores (fueron prohibidas), mostró un rendimiento menor. El favoritismo del brasileño sobre el Williams se tornó relativo, mientras crecía la figura de Michael Schumacher, quien lograba empezar el ejercicio con un doblete al mando de su Benetton. Ayrton se imponía clasificando por su prestación excelsa para ese ejercicio, pero en carrera poco podía hacer para aguantar a un Benetton que era más estable y lógico que su monoplaza.
La categoría se presentó para la tercera fecha anual en Imola, San Marino.El sábado, los accidentes de Rubens Barrichello y Roland Ratzenberger, este último fatal, tenían intranquilo a Senna, quien habría manifestado en su círculo íntimo el deseo de no correr esa prueba. El tricampeón logró la pole una vez más, y venía comandando las acciones por sobre Schumacher, pero en el sexto giro la suspensión del Williams se rompió en la curva Tamburello, el auto siguió derecho y colisionó de manera impresionante contra la pared. Los esfuerzos de los médicos fueron en vano. El domingo 1º de Mayo, Ayrton Senna dejó de existir. En el mismo mes que Gilles, 12 años y días después de la partida del canadiense. Todo el mundo lloró la muerte de Ayrton. Sin embargo, alguien miró al cielo y dijo haberlo visto sonreir. Quizá porque se había encontrado con Gilles. Y, ahora sí, en el cielo podía disputarse una gran carrera
miércoles, 11 de marzo de 2009
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