La segunda carrera fue una semana después en el mismo escenario.El sol de los días previos sacó al clima de la lista de preocupaciones, pero el domingo una clásica tormenta de verano se abatió sobre Buenos Aires. Los organizadores se lamentaban, pero luego pasarían a celebrar como un fanático más ante la tamaña demostración brindada por el ídolo.
En la vuelta inicial de la competencia, complicadísima por la lluvia que caía, Ascari pasó liderando el pelotón, seguido de Villoresi, Fangio, Gálvez, Farina y Bira. En la vuelta 5, Fangio intentó desplazar del segundo lugar a Villoresi pero se despista, quedando relegado. Por su parte, “Gigi” pierde el lugar de escolta merced a problemas en el motor que lo obligan a ir a boxes. Con nueve giros, el orden es Ascari, Farina, Gálvez, pasando a ser este trío el protagonista excluyente de la prueba lejos del cuarto, Fangio. Farina deserta en el giro 14, por lo que la lucha se reduce a Ascari, puntero, y Gálvez, escolta, quienes marchaban casi sin diferencia entre sus autos. La presión de Oscar, que manejaba casi adivinando el trazado por el spray que arrojaba el líder, hizo efecto en la Maserati puntera, que abandona con el escape colgando y el motor en llamas. A partir del giro 24, el “Aguilucho” se hace de la punta con absoluta tranquilidad, ya que el segundo, Fangio, estaba a dos vueltas de diferencia.
La hazaña se concretó ante el delirio de la gente que, estoicamente, soportó el clima para ver ganar al gran ídolo del automovilismo de la época, que ese día obligó a la troupe extranjera a aprender a pronunciar su nombre y apellido.

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