miércoles, 11 de marzo de 2009
El Sarmiento de los fierros
La hoy FR 1,6 es la categoría escuela por excelencia del automovilismo deportivo argentino, y podría decirse también del sudamericano. A través de los años, los monopostos han formado y promovido a cientos de pilotos que posteriormente supieron brillar en los niveles más altos de la actividad, creciendo esta tendencia a medida que el automovilismo dejaba de lado un poco los caminos para volcarse a los autódromos. Así, cuando el TC y el Anexo J comenzaron a compartir cartel con nuevas divisionales monopostistas, pensadas en función de estar a tono con el resto del mundo y para promover pilotos a la máxima categoría, la importancia de los pequeños fórmula fue in crescendo hasta ser fundamental. Fundamental primero para soñar con nuevos nombres en las pistas del mundo, y posteriormente para que las categorías más trascendentes del ámbito local tengan el necesario recambio de figuras. Y esta escuela, de valor inmenso, tuvo un principio. Y un padre, así como fuera Domingo Faustino Sarmiento de la educación. La formación deportiva “fierrera” fue obra de Tulio Crespi.Tulio tiene 70 años de edad. Mucho mas de la mitad, dedicados al automovilismo.Curt Delfosse era un ingeniero alemán que construía monopostos en el Viejo Continente en época de post guerra. A principios de los 60 este hombre llegó a la Argentina con el proyecto de la Fórmula Junior: una categoría escuela de Europa sin antecedentes en la Argentina, que disfrutaba al máximo del auge del Turismo Carretera. Tulio Crespi lo conoció una tarde de invierno de 1962, en el autódromo de Buenos Aires. Aquel día, Delfosse probaba e invitaba a probar el pequeño vehículo a los entusiastas presentes. Crespi fue uno de los privilegiados en subirse. Apenas descendido del auto, aún con la emoción a cuestas, la visión le ganó al entusiasmo "Yo tengo que hacer un auto de estos", pensó Tulio. Y desde ahi al inicio del proyecto, pasó poco tiempo...El desafío se puso en marcha. Crespi se apoyó en los consejos técnicos de Alberto Pérez, un gran tornero que tenía su taller mecánico cerca del suyo, en el barrio porteño de la Chacarita, y quien contaba con la experiencia de haber construido un auto de Mecánica Nacional F1. La teoría de Crespi se basaba en fabricar un coche sin chasis. "Entonces pensé en el avión: no tiene chasis y es un tubo. En cuanto a la rigidez, imaginé una lata de aceite, que si la agarrás y la retorcés no tiene torsión. Ese terminó siendo el primer monocasco del mundo. Lo que hoy se usa en fibra de carbono yo lo hacía hace más de 40 años atrás", El Tulia 1 había nacido. Para entonces, Delfosse ya había creado la reglamentación de la fórmula a la que denominó "Minijunior". Luego de algunos retoques, la Comisión Deportiva Automovilística aprobó el reglamento de la categoría, en la asamblea del 27 de julio de 1962. Los motores tenían que ser de 850 cc de cilindrada, tanto el tren delantero como el trasero debían corresponder a un mismo tipo de coche estándar fabricado en serie, el diseño del chasis era libre aunque con una medida mínima entre ejes de 1,80 metros, mientras que el peso del auto fue liberado totalmente, entre otras disposiciones. Delfosse fue el autor intelectual de la categoría, y Crespi fue le dió forma en argentina mejorando aún la idea original. En los primeros 18 meses, desde su primer Tulia 1, construyó 30 autos. El 90 por ciento de la categoría se nutría de sus monopostos. La primera carrera fue el 17 de marzo de 1963, en el autódromo de Buenos Aires, y fue ganada por Pedro Von Dory. Sobre los primeros pasos de la categoría, Dieter Wenzel escribió en el Boletín número 9/10 de la AAAS (Asociación Argentina de Automóviles Sport), de mayo-agosto: "El sueño deportivo más visionario, el más ejemplar y puro, ha nacido". De esta manera se fundó la Minijunior, categoría escuela por excelencia de la Argentina que se erige hasta estos días, con sus sucesivos cambios de nombres. Desde agosto de 1966 se la llamó Fórmula 4, más tarde Fórmula Renault y hoy se la denomina Fórmula Renault 1.6.Hoy, lejos de la divisional a la que dió vida por decisión de los mercenarios e irrespetuosos de siempre, Tulio no puede disfrutar de la madurez de su obra. Igualmente, nadie le quita haber sido el creador de la categoría escuela por excelencia de América del Sur.
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